Una historia de chicas viajeras.

Esta historia de chicas viajeras comienza en 1950 con mi mamá, sus hermanas y mi nonna, nacidas y criadas en Sulmona, cerca de Roma. Salieron desde el puerto de Nápoli hacia Argentina.

Embarcaron a bordo del buque Sises, después de más de un mes de navegación llegaron al puerto de Buenos Aires el 23 de Septiembre.

Tanto mi mamá, como su familia y como tantos italianos emigraron de su amado país después de sufrir una cruel y larga guerra. Mi nonno, que había llegado dos años antes con un hermano, las esperaba acá. Y también el amor. Cada una conoció aquí a un italiano, se casaron y formaron sus familias.

Mi papá a diferencia de los demás, era del norte de Italia y su dialecto bien distinto. Había llegado en 1949, desde Génova con uno de sus varios hermanos.

Pero el desarraigo continuó. Mis tías volvieron a partir, esta vez hacia la pujante Canadá. Era ya la década del 60´ y fueron en busca de mejores empleos y posibilidades económicas.

Así es como esta familia siempre vivió envuelta en la melancolía. Mi papá por sus padres y hermanos que quedaron en el viejo continente y mi mamá por sus hermanas en la nueva potencia del norte.

Hubo muchas idas y venidas a Ezeiza, reencuentros, despedidas y llantos. Así fue pasando la vida. Mis padres pudieron volver de paseo a Italia, en distintos momentos. Las tías de Italia y Canadá vinieron varias veces a visitarnos. Mi mamá pudo pasar largas temporadas con sus hermanas en Niagara Falls donde aún sigue viviendo gran parte de mi familia.

Mi mamá, que ya falleció, usaba siempre un corazón de oro que mi hija Paulina adoraba desde niña así que le regaló uno igual, más pequeño, para su cumpleaños de 6.

Con el tiempo Pauli pensó que lo había perdido y no dijo nada.

Tengo tres hijos y Paulina es mi única hija mujer. Nos encanta viajar, en cualquiera de sus forma, juntas, en familia y solas. Claro que las condiciones han mejorado desde aquel primer viaje de mamá en barco.

En febrero 2019 Pau viajó sola a Italia a recorrer y visitar familia. Y mientras revisaba en un bolsillo de la mochila que no usaba hacía un año, encontró el corazón que la nonna Elda le había regalado. Es la forma en la que mamá quiso hacer este viaje de chicas, solo con ella.

1 thought on “Una historia de chicas viajeras.”

  1. My dear Claudia,
    I am so touched you took the time to share with us this very important information about our family.
    I learned some interesting facts about my mom, aunts and the rest of the family.
    As I read and looked at the pictures it brought me back to my birth country remembering many things. The old pictures are priceless, so happy some one kept it in good condition.
    Thank you for sharing all the wonderful memories. It brought tears to my eyes seeing my zia and zio. I remember them with all of my heart. All the good times, laughs and tears we shared.
    We the family will continue their legacy and make them all proud of us.
    Thank you again Claudia for taking the time to share this with us,
    a little bit of our family tree.
    I love you very much. Your cousin

Leave a Reply to Silvana Folino Cancel reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *